sábado, marzo 21

La sangre es más espesa que el agua


Apenas éramos adolescentes y nos sentíamos ancianos.
Creábamos soluciones imposibles para paliar las barbaridades del mundo y, sentados frente al mar que baña nuestros orígenes, fumábamos hermanados.
De vuelta de todo, con sabiduría extrema y bendita inconsciencia.

Pensamos que la vida nos separaría y, sin embargo, a cada golpe nos acerca; nos estrecha entre sus brazos; nos empuja y aproxima al corazón, al profundo AMOR; fundiendo nuestra sangre.

Te quiero pues me veo en ti cada vez que te miro.
Me ilumino cuando me hablas, cuando recordamos, paseamos y compartimos un cigarro.
Quiero volver a ayer.

Hemos superado conflictos con la madurez de una tercera o cuarta vida;
hemos viajado desde la inmovilidad y, ésta, nos ha hecho sabios.
Veo en ti un referente; ves en mi la niña gitana loca y atolondrada que soy.
Veo en nosotros un subproducto de nuestra interacción.

Creo en la eternidad porque, juntos, lo aprendimos.

2 comentarios:

olguita manzanita dijo...

qué bonito reencuentro, revida...

Anónimo dijo...

Me asomo de vez en cuando entre el humo de este lugar y se me ilumina la cara cada vez y cada vez la luz que me sale se entremezcla con el humo [a contraluz] y me los llevo mezclados, conmigo, y dejan un rastro por donde voy que la gente puede ver, y cuando se agota [por que se pega a las paredes a los suelos a los techos de los sitios] me vuelvo a asomar para iluminarme. Te quiero muchísimo, ma soeur. Ma soeur de verité.