sábado, marzo 7

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Puede ser lunes o viernes.
Sábado por la noche o domingo por la mañana.
Tú, siempre estás presente.
En cada acto, movimiento o respiración.

Los suspiros intentan alejarte de mi mente pero, al respirar de nuevo, te conviertes en aliento de esperanza, en halo de luz, de quietud y movimiento interno al mismo tiempo.

Alteras la rutina sin estar presente y sin, ni siquiera, querer estarlo.
Desapareces de mi vida y pensamiento en pocos e insignificantes instantes.
Sin embargo, cuando te aproximas, lo haces con la fuerza del océano; del viento huracanado de tus ojos.
Lo haces de una manera que me sorprende, me aturde, me asusta y apasiona.
Joder, ¡qué lata!