Ser la mujer de un músico
significa tener que ser psicólogo y psiquiatra
sin, aparentemente, padecer síntomas similares
a los de su propia patología.
Es ser amiga y solucionadora inminente
de problemas del contrario.
Significa, a su vez, ser condescendiente
con el resto del mundo
aunque no te reporten absolutamente nada.
Significa ser la mejor amante del mundo
para que no se vaya con la primera
que le haga verse a través de sus ojos
cuando se baja del escenario.
Ser musa de inspiración y desesperación
aunque sea a costa del psicodrama.
Significa parir y cuidar sus hijos
intuyendo su apoyo desde la ausencia
asediada por el desfase.
Significa sacrificar absolutamente tus inquietudes
en pro de las suyas
en pro de las suyas
para que se realice y no se frustre
(porque dos son uno solo)
Significa ganar tú el dinero
porque las salas pagan poco
y la cocaína es demasiado cara.
Significa tener que esperar a la próxima vida
para hacer con ella lo que realmente quieras pues,
en esta, te ha tocado sólo dedicarte a la suya.
Todo por el decadente patrimonio
y el legado cultural.
(Apuesto lo que quieran a que ser el marido de una músico nada tiene que ver con esto)
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