Son las palabras más hermosas
las que se escapan de las manos,
de la vista,
las que se clavan en el corazón.
Son las bellas imágenes,
las que te dejan ciego,
por fuera,
por dentro.
Son los días que pasan,
los que te hacen viejo,
los que cansan,
los que recuerdo.
Veo niños,
siendo adultos,
veo adultos,
siendo niños.
No veo nada.
No quiero nada,
más que la verdad.
No quiero nada,
más que abrir el pecho,
respirar hondo y
no sentir miedo.
No veo nada más que a ti,
pendiendo de un hilo,
jugándote la vida sin piedad,
dejándome atrás,
buscando en el aire,
lo que no hay.
No veo nada más que a mi,
cuidando a la muerte,
como si fuese mi propia madre.
No veo nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario