Siento que pierdo cada vez que gano.
Miro a través de la rendija que queda oculta
entre las heridas del corazón,
inspiro lentamente,
no veo nada.
Pienso por un instante,
cómo arreglar el tiempo,
ahora ya, irremediablemente, estropeado.
Vuelo lejos de mi misma, en realidad.
Dudo volver a encontrarme otra vez.
La vida pasa por mi como yo por ella.
Sin hacernos demasiado caso,
vaya a ser que nos gustemos
y los esquemas se quiebren de nuevo.
Me voy para no pensar,
para no ver,
para no sentir
más que las ausencias de lo que ya no hay.
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