Aquél día, el menor de sus problemas era el vino;
un tres velhotes con sabor a paz, armonía, calma y tranquilidad.
Sin más, cayó la noche; era para nosotras el umbral de la redención.
Las ruas a nuestros pies, nosotros hacemos el camino.
Sin paradas aparentes pero disfrutando la belleza de aquellas manos; verdugos de mi voluntad de crear, pensar, reaccionar a los impulsos nerviosos del corazón...
Cruzó un gato por el tejado, patio de recreo y estrellas que en la noche parecen caer y brillan sobre nosotras tres. Con fuerza, con ímpetu y fulgor de oro.
Es el río en el que nos miramos ahora; es mi momento; aprovecharé cada oportunidad para aprender, crecer y empaparme del entorno de ensueño y olor a sal, a luz, que invita al romanticismo, la melancolía, el placer, el hedonismo, la vida loca.
Carpe Diem.
Quiero brindar.
Sentir que bebo vida y me muero sembrándola.
À Nossa!!!
[Porto. Cadáver Exquisito: Sara, Noe y yo]
2 comentarios:
Me encantan estas imágenes de noche prometida. Compartida. Sentida.
Vivida.
Fue muy especial; mucho.
Lo pasamos fenomenal.
Conexión cósmica.
Fuerza femenina.
Embrujo.
Hechizos.
Magia.
Amor Universal.
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