Caducan los días,
las historias,
las personas,
los valores,
la VIDA.
Caducan las promesas,
los sueños,
los amaneceres y las lunas.
Caduca mi sonrisa,
tu ilusión;
la certeza del mañana,
la confianza del ayer.
Caduca la experiencia,
la inocencia,
la ingenuidad;
la honradez.
Caducan tus palabras,
las respiro;
las bebo;
las vomito...
Las escupo;
me hacen sangrar.
Caducamos.
Sin más.
3 comentarios:
Todo cambia. Nada caduca. La magnitud de lo podrido depende de cada paladar.
La gente se muere; y cuando ves pudrirse a un ser querido, te das cuenta de que hay una fecha de caducidad para todo; para todos.
Más allá, imagino, el tiempo corre de otra manera... o no.
Requiem por el autor de sus días.
Lamentable pero cierto, triste y real como la vida, como la muerte... Personas, animales, objetos, cada cual tiene su sino-signo-fecha-caducidad... Y es tremendo.
Besos
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