La segunda adolescencia llegó con ímpetu en su tardanza.
Desmanteló las teorías baratas de toda una vida y trajo consigo el libre vuelo de la mujer íntegra y decidida.
Se acompañó a si misma sin soltarse de la mano; sin dejar que temiese, ni por un instante, lo que acontecía.
Rió, bailó, cantó y sintió hasta no poder más.
Quemando etapas.
Duelos de dagas envenenadas que, tras la herida, fecundan los campos de flores y revierten de amor el espíritu.
4 comentarios:
Jajajaja, la segunda adolescencia... ay miniña cómo disfruta!!!! Adelante guapísima!!! -ele y olga en el sofá del hogar de la isla-y juan aparece del trastero..-
qué chulo ire...
¡creo que me voy a sentir identificado!
-un cáncer llamado àle.
Jajajajaja,
no me quiero imaginar cómo será la tercera adolescencia!! Supongo que, tras esta, llegará la calma y, tras la calma, la tercera adolescencia.
Desde luego me lo estoy pasando... como hacía mucho. En realidad, como nunca.
Besos
q viva la eterna adolescencia! (yo la añoro un poco) y
carpe diem
beijão, preciosa.
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