En el jardín de la esperanza hay flores y hierba fresca;
lágrimas de rocío bañando los campos y árboles mientras, el Sol, regala los primeros rayos de luz al alba.
Corre entonces la niña, salvaje y descalza; desnuda y libre de ataduras.
Las enfermedades perecen al son de la vitalidad; lejos de la clandestinidad.
Al margen de los secretos del corazón.
Salta, ríe y juega con los cantos rodados de su locura.
Con aguas marinas que construyen, en la orilla, formas de ensueño y sinuosas expectativas de verdad.
Disfrazamos las emociones con mentiras de hermosa sonoridad;
con palabras que funden nuestros ocultos deseos en la realidad que nos envuelve, empapela y empareda.
Creemos así que somos libres y nos encadenamos al horizonte de la dramaturgia barata; del confín de lo oculto; de la belleza del ser en este mundo que, de bello, tiene poco en ocasiones.
Convertimos lo innecesario en básico relegando lo fundamental a un plano que, para muchos, no llegará a existir jamás.
Es por ello por lo que agradezco la luz del sol; por lo que amo lo que aparentemente no se ve pero que, tanto tú como yo, somos capaces de palpar, rodear con nuestros brazos y aproximarlo con firmeza al corazón.
Sólo unos cuantos han sido capaces de disfrutarlo y compartirlo.
Sólo algunos son privilegiados entre los desfavorecidos de almas deprimidas y mentes enfermas.
Cada mañana, no olvides tumbarte sobre la hierba, sonreír y disfrutar del jardín de la esperanza.
Convertimos lo innecesario en básico relegando lo fundamental a un plano que, para muchos, no llegará a existir jamás.
Es por ello por lo que agradezco la luz del sol; por lo que amo lo que aparentemente no se ve pero que, tanto tú como yo, somos capaces de palpar, rodear con nuestros brazos y aproximarlo con firmeza al corazón.
Sólo unos cuantos han sido capaces de disfrutarlo y compartirlo.
Sólo algunos son privilegiados entre los desfavorecidos de almas deprimidas y mentes enfermas.
Cada mañana, no olvides tumbarte sobre la hierba, sonreír y disfrutar del jardín de la esperanza.
1 comentario:
¡Qué estupendo tener un jardin así como refugio! Me pasearé por él.
un beso.
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