Levanto la vista del periódico.
Luce el sol,
a penas calienta.
Pasan 4 minutos de las 9 de la mañana.
Toda la ciudad,
rendida a mis pies,
comienza a despertar con cierta acrimonia.
Frente a mi,
sobre la mesa,
el desayuno que más sabe a vacaciones.
Al otro lado de la puerta de cristal,
entreabierta,
tú desnudo sobre la cama.
Aromas de vida eterna,
de gozo,
de recompensa.
Felicidad.
2 comentarios:
Uuuuuuuuh,¡bellezón! no veas qué bien que te sienta el green village!! Un besito y vente pacá que aquí está empezando lo güeno!!
Besos,
Edu y Richi.
Ya me imagino, ya... las calitas en junio y septiembre son lo mejor de la Isla... aquí parece invierno (tengo puesta la calefacción) pero todo este sacrificio servirá para -en un futuro- ir tantas veces quiera a fundir pasta allí :)- Un abrazo. Cuidaos mucho y poneos protección solar... que sois unos hippies despellejaos de mucho cuidado.
Muacks
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