Nunca nada puede darse por sentado;
porque,
cuando menos esperas,
se levanta y echa a correr.
Huye con la furia y la rabia
de la fresca inexperiencia,
del horror del espanto;
del imagenio de la fatalidad.
Corre hasta verse reflejado
Corre hasta verse reflejado
en los ojos de lo ajeno,
considerándolo propio.
Triunfo vital.
Tú, mientras tanto,
te preguntas:
¿qué coño ha pasado aquí?
Tristemente te respondes:
Sí. Fui yo, y sólo yo, quién
prendió fuego
a la pólvora de tus pies.
1 comentario:
La vida sin todo lo que fue para nosotros y sin saber si volverá a ser algún día. Si pudiese parar el tiempo hasta ponerlo todo en su sitio, no te faltaría una sonrisa.
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