Me perdí conmigo misma a través de tus palabras.
Me alejé de mi vida; de ti; de mi; de todos, guiada por tu ira.
Tu rabia y frustración me condujeron al olvido del más vacío de los corazones.
Tu amor era la recompensa al más osado de los desafíos.
Jugar a nuestra vida me puso esposas en manos y pies; me encadenó al lecho de tu mente enferma; privándome de sueños e ilusión.
Todo se convirtió en nada.
La nada, me convirtió en nadie.
Muerta en vida; joven vieja; niña inerte y dormida.
Este suicidio involuntario se repite a cada minuto.
Cada vez que una gran mujer vende su libertad a tan bajo precio.
4 comentarios:
gritemos muy fuerte. ¡nunca más!
Un beso.
Ahora todo es diferente y la prespectiva consigue que lo veamos tan claro...
Ay Señor,
cuánto trabajo nos queda por hacer.
Un beso inmenso para las dos!
Muacka
Cuesta darse cuenta de que es la libertad lo que se pierde, en nombre del malllamado amor, del malllamado nuestro, del malllamado futuro... Afortunadamente tenemos ojos que ven tras el ensayo-error.
Y ahora, a estar atentas de que no nos vuelva a pasar!!!
Gratamente sorprendida por este, tu blog. Un beso linda!
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