Me inventas a cada suspiro.
Verde lana enmarañada en el ayer.
De hoy hace ya algo más de cinco años,
cuatro inviernos y cientos de silencios suspendidos en la arena de aquella playa.
Siesta en la penumbra de la atlántica solana
despierta hoy en la madurez de mi sexo proscrito.
Vendida a saldo en la plenitud de tu vacío,
tus carencias.
Muerta en tu pecho,
revivida en su rabia.
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