Me acuesto cansada,
dormida,
sorprendida,
risueña y dolida...
Ganas de mecerme y
esconderme entre las sábanas,
como aquel septiembre,
de risas olvidadas.
Ganas de sentirme
como ahora ella se siente,
aunque sea por un instante,
mientras disimulas tu dolor.
Ganas de armar el rompecabezas de tu alma,
coserte el corazón a besos,
beberme todas tus lágrimas.
Ganas de verme en tus ojos de nuevo,
con esa locura infantil,
y esa fiebre por arder en llamas.
Ganas de ti,
a pesar de todos.
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