sábado, octubre 15

Estado


Enterré mi cuaderno,
bajo el miedo de perderlo todo sin jugar.

Enterré mi alegría
entre la vergüenza y el puritanismo.

Enterré mis impulsos
intentando ser normal.

Dejé de ser yo
por no saber ya ni quién era.

De repente,
vacío el vientre y llena la luna,
se inundaron mis ojos,
regando las mejillas.

No pude contener toda la tristeza,
ni todo el miedo,
ni la pena,
ni la melancolía,
ni la crudeza de la realidad...

Toda yo,
en estado líquido.

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